Por: Juan Salvador Osornio
En ocasiones la visión tan cerrada del docente o incluso dependiente de los planes y programas y los recursos tecnológicos como pizarrón, computadora, láminas o hasta butacas generan una incertidumbre en el maestro que termina contagiando al aprendiz cayendo en una profunda des-motivación que impide generar los aprendizajes significativos esperados, y no es para menos, pues, ¿qué niño no quiere una butaca o mesa banco para estudiar, o una computadora para ver imágenes o vídeos de algún tema que le interese o que necesite estudiar?.
Sin embargo es necesario señalar que en ocasiones como docentes buscamos argumentos para escudarnos y decir que ya no es nuestra culpa si el alumno no aprende porque las condiciones de la escuela no son las apropiadas o porque los recursos no llegan y no hay infraestructura que permita un buen desarrollo educativo del alumno. ¡Tendemos a limitarnos desaprovechando los potenciales de aprendizaje que el alumno puede tener!
Es evidente que las políticas educativas actuales en educación básica y en general son excluyentes e inapropiadas para el desarrollo de una educación que permita cambios cualitativos en la población, porque no contempla para empezar un proyecto de infraestructura que responda a las necesidades directas de los diferentes contextos sociales y geográficos, ni tampoco hay un programa que retome las necesidades o dificultades que tiene el docente para lograr el mejor aprendizaje en el lugar donde labora, y si los hay estos no son aplicados donde se necesita (educación y necesidades del alumno).
En un modelo educativo en dónde se privilegia los tiempos, conocimiento por disciplinas y evaluaciones estandarizadas el docente debe asegurarse de buscar estrategias que permitan hacer planteamientos teóricos para hacer adaptaciones curriculares que ayuden a logar una enseñanza constructiva capas de permitir aprendizajes duraderos (Pozo 1987).
Recordemos que como docentes tenemos un compromiso con la sociedad, pero en especial con los alumnos, los cuales se merecen lo mejor que el docente pueda ofrecer, y debe ofrecer para brindar una educación incluyente y constructiva que permita generar los aprendizajes explícitos a través de actividades organizadas que puedan motivar el gusto por aprender del alumno.
Es necesario que el docente rompa los paradigmas de la enseñanza y se arriesgue a proponer e implementar actividades que tomen en cuenta no solo como aprenden los alumnos, sino sobre todo como quieren que aprendan sus alumnos. Para ello es necesario comprender en que consiste un buen aprendizaje, conocer las dificultades a que se presentan los aprendices para ayudarles a superarlas (Pozo). Es necesario acabar con las cegueras de la labor docente y dejar de responder a un currículo como receta que impide ver las necesidades reales de la educación.
Aprender debe producir cambios duraderos
Pozo, hace mención de que "aprender implica siempre de alguna forma desaprender" y me parece que tiene razón dado las experiencias que como docente he tenido me he dado cuenta que es cierto, cuando intentas aplicar una nueva forma de transmitir el conocimiento se percibe cierta resistencia en los alumnos, e incluso en los padres de familia, porque manifiestan que no están aprendiendo nada, porque ya no llevan el orden de los trabajos en el cuaderno como antes, porque ven que los niños ya no están sentados en los mesa bancos y por tanto ven que los niños se mueven de un lugar a otro, sin embargo, en ese momento de caos que los padres llegan a percibir, existe un ambiente de complejidad (Morín) que es el adecuado para interactuar, transmitir y construir el conocimiento duradero, ya que se está permitiendo la transferencia de conocimientos no solo por el docente, sino por el propio alumno que está en un ambiente de descubrimiento libre capaz de permitir relacionar lo que se aprende con lo que ya sabe y ha aprendido de manera implícita en su vida cotidiana.
¡Sin motivación no hay aprendizaje! y el docente debe tenerla como aliado en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues de ella depende en gran medida que lo enseñado sea aprovechado por el alumno focalizando y activando en mayor medida el proceso de la atención que permita al alumno lograr un aprendizaje eficaz que le permita en el día a día poder transmitir los conocimientos que se han aprendido en la escuela y que puedan trascender a una transformación del conocimiento realmente significativo y duradero útil en cualquier momento de su vida.
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